El torneo continental más antiguo del mundo
Cada vez que a lo largo de estos 92 años, el capitán de turno levantó sus brazos en señal de triunfo final, acaso no solamente se saludaba a la mejor selección sudamericana de fútbol sino se reverenciaba tácitamente a una de las más poderosas del mundo. Porque esa resultó una de las virtudes colaterales –además de la esencial integración de los pueblos a través del deporte- de esta competencia en aquellos tiempos fundacionales: fue simiente de un fogueo internacional que cristalizó rápidamente en títulos mundiales para diversas selecciones del continente.
Pero la magnitud definitiva de su importancia la marca un hecho hasta entonces inédito: fue el primer campeonato de selecciones que se disputó en el mundo. Corría 1916 cuando se lo organizó en Buenos Aires, a propósito de conmemorarse el Centenario de la Independencia Argentina; coincidentemente y a instancias de un visionario dirigente uruguayo, Héctor Rivadavia Gómez –también periodista y político- se fundó la Confederación Sudamericana de Fútbol. En ese mes de julio arranca formalmente esta historia de una entidad y su torneo que crecieron juntos. Recién 44 años después tendría su Copa Europea el Viejo Continente, organizada por la UEFA.
Allá por 1916, la FIFA se circunscribía solamente a 25 asociaciones afiliadas (19 europeas, 4 sudamericanas, 1 norteamericana y 1 africana). La CSF comenzaba a andar, con su idea de desarrollar anualmente su campeonato por la Copa América, que tuvo continuidad en 1917 en Montevideo, y desde entonces, con distinta frecuencia, hasta nuestros días.
Tiempos heroicos aquellos de las décadas del 10 y del 20 por diversos factores: dificultades para el traslado (se limitaba a las vías marítima, terrestre y al ferrocarril), escasez de asociaciones; la condición amateur de los jugadores, quienes actuaban con permisos de sus empleos. Épocas de cismas en las instituciones madres de algunos países que diezmaban el poderío de sus equipos (por ejemplo, Argentina jugó casi 20 años sin muchos de sus mejores valores) o directamente los dejaba fuera de la competición. Años de lenta recuperación física para jugadores que padecían alguna lesión como producto del juego.
A pesar de todo, la Copa América se hizo grande desde su creación y se entronizó en el corazón de todo aficionado al fútbol de este continente. Se llamó Extraordinarios a los torneos en los que no estuvo en juego la Copa, pero igual era la máxima competencia de selecciones. La denominación oficial es “Campeonato Sudamericano de Fútbol Copa América”. Está el caso del primer torneo, el de 1916, donde no se puso en juego la Copa pero fue un Campeonato Sudamericano. Quedó integrado a la historia porque los equipos participantes fueron representativos de las 4 asociaciones (Argentina, Brasil, Chile y Uruguay), asistieron todos los delegados de ellas con lo que se le confirió un tinte absolutamente oficial y fundamentalmente en su transcurso tuvo su alumbramiento la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Desde entonces, fueron 42 los campeonatos disputados (8 en Argentina, 7 en Uruguay, 6 en Perú, 6 en Chile, 4 en Brasil, 3 en Ecuador, 2 en Bolivia, 1 en Colombia, 1 en Paraguay y 1 en Venezuela, más 3 de ellos sin sede fija). En todas sus realizaciones del sistema de competición empleado durante sus primeros años, cada equipo jugó un partido con los otros participantes, pero en el de 1925, los 3 intervinientes (Argentina, Brasil y Paraguay) lo hicieron dos veces entre sí. Es a partir de 1975 cuando se cambió la estructura del torneo: los equipos –excluido el último campeón- se dividieron en 3 grupos de 3 cada uno para jugar 2 partidos entre sí, local y visitante; los 3 clasificados y el campeón anterior formaron 2 grupos de donde surgieron los 2 finalistas en partidos de ida y vuelta. Es el sistema aplicado en 1975, 1979 y 1983. En 1987 se produjo un cambio esencial, impulsado bajo la presidencia del Dr. Nicolás Leoz: la vuelta a la sede fija, de esta manera, la Copa América al disputarse en Venezuela, en la última edición vibró en todos los escenarios sudamericanos. A esto se agregó últimamente, la presencia de selecciones de otras confederaciones.
Muchas veces en nuestras canchas hemos visto el mejor fútbol. Lo comprobó el mundo con los títulos que ganó Uruguay en 1924, 1928 (Juegos Olímpicos), 1930 y 1950. Brasil en 1958, 1962, 1970, 1994 y 2002; Argentina, en 1978, 1986, 2004 y 2008 (estos dos últimos Olímpicos); las dignísimas actuaciones de Chile en 1962 y Perú en 1970, además de varios subcampeonatos y una diversidad de halagos en otras competiciones. Desde la gloriosa Copa América, el fútbol sudamericano expandió al mundo la imagen de un estilo incomparable.
Cada vez que a lo largo de estos 92 años, el capitán de turno levantó sus brazos en señal de triunfo final, acaso no solamente se saludaba a la mejor selección sudamericana de fútbol sino se reverenciaba tácitamente a una de las más poderosas del mundo. Porque esa resultó una de las virtudes colaterales –además de la esencial integración de los pueblos a través del deporte- de esta competencia en aquellos tiempos fundacionales: fue simiente de un fogueo internacional que cristalizó rápidamente en títulos mundiales para diversas selecciones del continente.
Pero la magnitud definitiva de su importancia la marca un hecho hasta entonces inédito: fue el primer campeonato de selecciones que se disputó en el mundo. Corría 1916 cuando se lo organizó en Buenos Aires, a propósito de conmemorarse el Centenario de la Independencia Argentina; coincidentemente y a instancias de un visionario dirigente uruguayo, Héctor Rivadavia Gómez –también periodista y político- se fundó la Confederación Sudamericana de Fútbol. En ese mes de julio arranca formalmente esta historia de una entidad y su torneo que crecieron juntos. Recién 44 años después tendría su Copa Europea el Viejo Continente, organizada por la UEFA.
Allá por 1916, la FIFA se circunscribía solamente a 25 asociaciones afiliadas (19 europeas, 4 sudamericanas, 1 norteamericana y 1 africana). La CSF comenzaba a andar, con su idea de desarrollar anualmente su campeonato por la Copa América, que tuvo continuidad en 1917 en Montevideo, y desde entonces, con distinta frecuencia, hasta nuestros días.
Tiempos heroicos aquellos de las décadas del 10 y del 20 por diversos factores: dificultades para el traslado (se limitaba a las vías marítima, terrestre y al ferrocarril), escasez de asociaciones; la condición amateur de los jugadores, quienes actuaban con permisos de sus empleos. Épocas de cismas en las instituciones madres de algunos países que diezmaban el poderío de sus equipos (por ejemplo, Argentina jugó casi 20 años sin muchos de sus mejores valores) o directamente los dejaba fuera de la competición. Años de lenta recuperación física para jugadores que padecían alguna lesión como producto del juego.
A pesar de todo, la Copa América se hizo grande desde su creación y se entronizó en el corazón de todo aficionado al fútbol de este continente. Se llamó Extraordinarios a los torneos en los que no estuvo en juego la Copa, pero igual era la máxima competencia de selecciones. La denominación oficial es “Campeonato Sudamericano de Fútbol Copa América”. Está el caso del primer torneo, el de 1916, donde no se puso en juego la Copa pero fue un Campeonato Sudamericano. Quedó integrado a la historia porque los equipos participantes fueron representativos de las 4 asociaciones (Argentina, Brasil, Chile y Uruguay), asistieron todos los delegados de ellas con lo que se le confirió un tinte absolutamente oficial y fundamentalmente en su transcurso tuvo su alumbramiento la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Desde entonces, fueron 42 los campeonatos disputados (8 en Argentina, 7 en Uruguay, 6 en Perú, 6 en Chile, 4 en Brasil, 3 en Ecuador, 2 en Bolivia, 1 en Colombia, 1 en Paraguay y 1 en Venezuela, más 3 de ellos sin sede fija). En todas sus realizaciones del sistema de competición empleado durante sus primeros años, cada equipo jugó un partido con los otros participantes, pero en el de 1925, los 3 intervinientes (Argentina, Brasil y Paraguay) lo hicieron dos veces entre sí. Es a partir de 1975 cuando se cambió la estructura del torneo: los equipos –excluido el último campeón- se dividieron en 3 grupos de 3 cada uno para jugar 2 partidos entre sí, local y visitante; los 3 clasificados y el campeón anterior formaron 2 grupos de donde surgieron los 2 finalistas en partidos de ida y vuelta. Es el sistema aplicado en 1975, 1979 y 1983. En 1987 se produjo un cambio esencial, impulsado bajo la presidencia del Dr. Nicolás Leoz: la vuelta a la sede fija, de esta manera, la Copa América al disputarse en Venezuela, en la última edición vibró en todos los escenarios sudamericanos. A esto se agregó últimamente, la presencia de selecciones de otras confederaciones.
Muchas veces en nuestras canchas hemos visto el mejor fútbol. Lo comprobó el mundo con los títulos que ganó Uruguay en 1924, 1928 (Juegos Olímpicos), 1930 y 1950. Brasil en 1958, 1962, 1970, 1994 y 2002; Argentina, en 1978, 1986, 2004 y 2008 (estos dos últimos Olímpicos); las dignísimas actuaciones de Chile en 1962 y Perú en 1970, además de varios subcampeonatos y una diversidad de halagos en otras competiciones. Desde la gloriosa Copa América, el fútbol sudamericano expandió al mundo la imagen de un estilo incomparable.
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